Paolo Fabbri: “El problema actual es la formación de una identidad colectiva”


Por Gisella Meneguelli (UFF, Brasil) y Carme Ferré Pavia (Comress InCom-UAB), Portal de la Comunicación InCom-UAB, 03/2015.
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Paolo Fabbri está considerado el semiólogo más destacado de la actualidad. Fabbri (Rimini, 1939) enseña semiótica en facultades de comunicación y de ciencia política en Milán y Roma. Ha sido discípulo de Roland Barthes y de Umberto Eco (quien ha reconocido que Fabbri inspiró al reflexivo personaje de Baudolino de El nombre de la rosa). Partiendo de la semiótica, ha abordado todos los fenómenos comunicativos, desde la teoría del secreto al papel de las tecnologías. Visitó España para dar una conferencia en la Universidad Complutense de Madrid.

Usted ha dicho que la comunicación en tiempo de guerra tiene el objetivo, no de informar, sino de convencer y vencer. ¿Cuáles serían los mecanismos involucrados en los juegos de seducción del discurso de guerra?

Este es un problema central de la semiótica contemporánea, analizar la problemática de la conflictualidad del discurso y las estrategias que cada tipo de conflicto presuponen como una programación contra el otro. Esa estrategia usa su propio programa de acción y significación en función del programa de acción y de significación contrario. La idea de la oposición está en la misma base de la semiótica. La semiótica no es una disciplina que estudie los fenómenos ontológicamente, por esencia, sino por diferencia, por oposición: diría que la idea misma de la organización de sentido es por oposición. A partir de su construcción mínima, la semiótica se ocupa de las alteridades, alteridades de concepto y de relaciones entre sujetos de enunciación. Hoy la semiótica como disciplina no puede dejar de interesarse por los fenómenos del conflicto.
Yo y otros amigos siempre trabajamos la idea de que la semiótica era una disciplina que estudiaba las dimensiones estratégicas del discurso. Evidentemente, esta estrategia puede ser simplemente discursiva o bien una estrategia de guerra. Pero no olvidemos que la guerra es uno de los lugares donde más se manifiestan los sistemas de apariencia, donde lo que se presenta de cierto modo se va escondiendo de otro.

También ha analizado el lenguaje criptografiado de los espías y de las sociedades secretas. Pero en el lenguaje de la vida cotidiana hay muchos mensajes criptografiados intencionalmente o no, como por ejemplo en los chats.

Se podría rebajar el discurso habitual de que existe una comunicación abierta, de fácil disponibilidad, y que por otro lado están los secretos, que impedirían la circulación libre y transparente de los discursos. Intentemos rebajar la hipótesis y digamos que existen secretos constitutivos, por ejemplo los de Estado, donde la comunicación gira en torno al secreto. La idea del secreto es central para entender como la comunicación está articulada alrededor de los problemas de relación transparente u oculta. En el caso particular de secretos de Estado, es evidente que este construye sistemas de apariencia, las relevancias, formas de realidad a que responden muchos de los fenómenos de necesario ocultamiento.
Es muy importante estudiar el modo en que circulan los secretos y no solo como circula la información. Es un problema político pero también en la vida cotidiana: muchos estudios evidencian la escasez de metáforas en la cultura china pero la enorme vitalidad de su dimensión alusiva. La alusión es una forma de la manipulación política, pero también en la vida cotidiana. Las alusiones, los implícitos, son a veces lo más interesante de la comunicación explícita.

“Hoy la semiótica como disciplina no puede dejar de interesarse por los fenómenos del conflicto”
Las nuevas tecnologías de información también pueden estar al servicio de los sujetos para la “falsificación de las identidades”. ¿Le parece que eso plantearía un nuevo paradigma de la comunicación política?

La política es extraordinariamente versátil. Casi siempre consigue retomar todo lo que se ha dicho anteriormente y redefinirlo de manera constante. Es difícil asegurar que exista un paradigma político que sea sustituido por otro. Tengo la impresión de que es más bien lo contrario: hay un cambio constante de reorganización, eso que en Italia se llama el transformismo, el hecho de que hay actores políticos que muy rápidamente toman posiciones muy diferentes de las que habían mantenido antes. Los controles explícitos que ejerce Internet, por ejemplo, cambian la situación con facilidad pero la política es muy adaptable a nuevas situaciones. No creo que realmente se pueda hablar de un nuevo paradigma político.

La multiplicidad de las identidades es un tema de su trabajo. ¿Con qué métodos cuenta la semiótica para analizar los cambios de identidad y sus discontinuidades?

El problema de la fragmentación de las identidades respecto a una sociedad precedente en que los roles eran más fijos, y en que las jerarquías eran más claras, es que cada identidad bascula ante una alteridad. Lo que cambia hoy no es la fragmentación de la identidad, sino la fragmentación de la alteridad. Esta evidencia plantea otra cuestión: que el problema actual es la formación de un nosotros y de un vosotros, la construcción de identidad colectiva. Hay formas autoritarias de organizar el nosotros, o bien maneras mucho menos autoritarias. La semiótica está interesada en como se obtiene un orden social, de significación, un sentido de la propia posición identitaria en la comunidad, a través de coordinaciones múltiples. La creación de diversas identidades no responde a órdenes o a definiciones canónicas, se obtiene por equilibrios de reordenación constante, una especie de orden obtenido a través de la coordinación de actores multivariables. Durante mucho tiempo, por ejemplo, la filosofía de Deleuze ha reivindicado a los mudos u a otros grupos que se establecen sin un orden externo que garantice una organización social fija.

“Las alusiones, los implícitos, son a veces lo más interesante de la comunicación explícita”
Hoy existe una discusión teórica sobre si Internet está siendo usado en contra o favor de la democracia. Pensando en el periodismo, ¿es posible establecer una relación entre el deber de informar a la ciudadanía y sus pactos con el capital?

Se muy bien que la tecnología tiene un rol fundamental en la comunicación y en el proceso de toma de decisiones. Es una tiranía del sistema técnico que se impone sobre las elecciones culturales, sin duda. Pero no debemos exagerar, o caeremos víctimas del determinismo técnico, lo que le pasó en parte a la Escuela de Toronto, exagerando, parecía que la democracia podría materializarse por el solo hecho de que existiera Internet.
El caso de Assange es muy claro: este vierte una cantidad tal de información que debería poder ser analizada por todo ciudadano que tenga acceso a esas informaciones. Pero no es así, hay periodistas que seleccionan en esta masa ingente de información, escogen la relevante y son estas informaciones las que terminan siendo relevantes para el gran público. A pesar de todo, el periodismo tiene un papel determinante en lo que se vino a llamar el two-step flow, un flujo de dos grados. En los casos de Snowden o de Assage, la información se organiza en función de un filtro periodístico.

¿Cambia el concepto de enunciación al encontrarnos en un mundo tan visual?

La semiótica es una disciplina que estudia múltiples diseños, evidentemente, el discurso es una de las modalidades en las que puede desarrollarse un sistema semiótico diverso, lingüístico, por ejemplo, o visual. El concepto de enunciación es importante porque introduce la instancia constructiva del discurso, no como una exterioridad psicológica, cognitiva, psicoanalítica… sino el modo en que el texto mismo es organizado por una instancia de enunciación. Por ejemplo a través de una forma de objetivación. Decir “llueve”, por ejemplo, significa simplemente afirmar una objetividad de un proceso sin que nadie lo asuma. Si afirmo “te digo que llueve” cambia complemente el discurso, instala dentro del discurso una actividad comunicativa.
Las estrategias de enunciación pueden ser utilizadas en el lenguaje normal pero también en las imágenes. Muy bien se puede hacer una fotografía que marca el sujeto que mira y construye la fotografía pero también se puede construir un diagrama que, de algún modo, representa una objetivación de relaciones lógicas.

Usted ha comentado que la semiótica debe preocuparse menos de las cuestiones taxonómicas y convertirse en una “caja de herramientas” al servicio de las ciencias sociales para el análisis de los discursos. Considerando la mezcla actual de lenguajes en múltiples plataformas, ¿cuál sería ese camino de la semiótica?

Es una pregunta muy compleja, pero la respuesta podría ser muy sencilla: hasta este pasado siglo no había habido una abundancia tal de datos, de información. La cantidad de datos implica la necesidad de una reducción para la significación. Para construir significados hay que ir más allá de esta abundancia de datos y construir categorías de sentido y de pertinencia. Creo que la semiótica, con sus instrumentos, debería, no solo en los textos lingüísticos, también visuales, gestuales, musicales… trabajar para individualizar las dimensiones pertinentes de la significación superando la cantidad de datos que caracteriza el período de comunicación actual. Ante la ingente cantidad de big data, la semiótica aparece como una disciplina que intenta obtener reducciones de complejidad a través de la construcción de fenómenos significativos, por ejemplo estudiando la organización narrativa, la estructura argumentativa… De algún modo, crea una teoría del discurso.

“Hoy la creación de identidades responde al equilibrio de la coordinación de actores multivariables”

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