La comunicación de la ciencia presupone la cooperación enunciativa entre destinador y destinatario


Pablo Francescutti, InMediaciones de la Comunicación, Universidad ORT Uruguay, Montevideo, Vol. 13, Núm. 2, 2018, pp. 215-219.


Paolo Fabbri (Rímini, 1939) es el último sobreviviente de la vieja guardia de la semiótica italiana, de la que formaba parte junto a Umberto Eco y Omar Calabrese, y una de las máximas figuras de la semiótica internacional. A su mirada analítica nada es ajeno: a lo largo de su carrera ha escudriñado fenómenos significantes como la moda, el tatuaje, el camuflaje o la comunicación estratégica, además de aspectos teóricos de la ciencia de los signos. A su ojo avizor tampoco ha escapado el discurso científico, objeto de reflexiones en artículos, capítulos de libros e incluso en un premiado documental sobre residuos radiactivos. En esta entrevista Fabbri resume algunas de las contribuciones de la semiótica a la comunicación de la ciencia.

PABLO FRANSCESCUTTI: Profesor Fabbri, sabiendo que la divulgación científica también ha sido objeto de estudio de la semiótica, nos gustaría ahondar en la perspectiva que sobre aquella ofrece su disciplina.
PAOLO FABBRI: Una aclaración: prefiero hablar de comunicación de la ciencia en lugar de divulgación científica, ya que esta última categoría presupone un emisor en poder de todos los saberes necesarios sobre los conocimientos contenidos en los diversos discursos científicos así como sobre una masa indiferenciada de destinatarios. La comunicación presupone, en cambio, una posible cooperación enunciativa: el destinador debe tener en cuenta los intereses, conocimientos y preocupaciones del destinatario (por ejemplo, las percepciones de las familias en la cuestión de las vacunas).

P.F.: Hecha esa aclaración, ¿podría indicarnos cuáles son, desde su perspectiva semiótica, las características de la cobertura informativa de la ciencia hecha por los periodistas?
P.F.: El periodista puede escoger entre dos tácticas discursivas: insistir en la positividad de los resultados logrados por los científicos o en el proceso de investigación en curso. En el primer caso, el efecto de sentido obtenido será la objetividad referencial de la investigación y su fiabilidad y autonomía; en el segundo adoptará más bien un punto de vista constructivista y pragmático (lo mismo sucede en la comunicación de esa disciplina con vocacion científica que es la semiótica).
Pero eso no es todo. En su análisis de un corpus de artículos de prensa sobre el pasaje del Voyager1, cerca del planeta Saturno, registrado el 13 de noviembre de 1980, la semióloga y bióloga Françoise Bastide (2001) explicita otras dos estrategias diferentes respecto al acontecimiento científico: en un caso el énfasis se ponía en el asombro de la comunidad científica ante la evidencia objetiva del descubrimiento; en otro se evidenciaba el éxito obtenido por el trabajo de los “planetólogos”. La elección de las diversas estrategias enunciativas, que oponen un “nosotros” inclusivo del comunicador (“Ahora tenemos una visión de Titán totalmente nueva…”) al “se” impersonal (“La lección que se debe extraer de la observación de los satélites de Saturno…”) , se relaciona con las competencias culturales y políticas que se presumen del destinatario (Fabbri, 2001). Este último tema ha sido desarrollado sobre todo por Collins y Evans (2009).

P.F.: En los últimos años hemos visto proliferar los paratextos promocionales del paper científico (notas de prensa, por ejemplo). Elaboración colectiva de los autores del artículo, las revistas académicas y los gabinetes de comunicación de los centros de investigación, este formato interpela a periodistas y población general. ¿Asistimos a la transformación de la divulgación tradicional en un tipo de comunicación institucional, es decir, en una acción de relaciones públicas?
P.F.: Exactamente. Las extraordinarias imágenes llamadas científicas que inundan la web son a menudo publicidad de los laboratorios. Lejos de ilustrar el saber científico, en apariencia mucho más críptico y menos atractivo (una fea anotación de laboratorio puede falsificar una bella ecuación), prestan testimonio del saber hacer de las instituciones que compiten por la financiación pública y privada. Algunas investigaciones semióticas sobre el imaginario científico, esto es, sobre su diccionario figurativo, no han tenido en debida cuenta esta distinción. Dondero y Fontanille (2012), por ejemplo, han estudiado el sentido (tenore) de las imágenes pero no su alcance (portata); esto es, la perspectiva que expresan y la legitimación que pretenden (Rastier, 2011).

P.F.: Un aspecto crítico del periodismo actual es el manejo de las crecientes incertidumbres en la ciencia. El cambio climático, por ejemplo, con sus efectos más o menos probables, más o menos inciertos, genera un discurso de “futuribles”; de los cuales, como el ejemplo aristotélico de la inminente batalla naval, no se puede afirmar su falsedad ni su verdad. ¿Cree que la comunicación de la ciencia se está adaptando a estas nuevas condiciones?
P.F.: La modalización “veritativa” es posible solo en la ocurrencia de enunciados en indicativo, vale decir, constatativos. Pero si se da el caso de que un enunciado posee una fuerza específica que entra en el juego de las afirmaciones contradictorias, como ocurre con el calentamiento global, el problema cambia de sentido, esto es, de significado y de orientación.
En el conflicto de las perspectivas, la primera víctima es la verdad indiscutida (Fabbri, 1992). Me parece mejor fundamentada y más operativa la oposición de las categorías correcto/errado, que respecto de las nociones de verdad tiene la propiedad de ser modificable y puede referirse incluso a figuras discursivas no literales (las metáforas, por ejemplo), figuras que aparte de servir de decoraciones del discurso divulgativo son justas o equivocadas (Fabbri, 2011).

P.F.: El sugerente antropólogo y filósofo de la ciencia Bruno Latour incorporó a su teoría del actor-red elementos de la semiótica greymasiana, en particular la noción de actante. ¿Podría hablarnos de sus trabajos con Latour de cara a la definición de la “retórica de la ciencia”?
P.F.: La colaboración con Latour es de vieja data (Fabbri & Latour, 1977). Se remonta al reconocimiento por parte de la sociología más avanzada (esto es, la etnometodología) del rol constructivo de la semiótica en el conocimiento discursivo de las manifestaciones y explicitaciones de la praxis de la investigación científica, en particular de la actividad del laboratorio.
En aquella ocasión nos planteamos la pertinencia del nivel comunicativo interno al texto científico: a través de las modalización probabilísticas de los enunciados. De hecho se deja abierta a otros investigadores la discusión de los resultados alcanzados. En contrario, el discurso dirigido a un público más vasto, que abarca desde los investigadores de otras disciplinas hasta un público genérico, posee características de tipo constatativo (x tiene la propiedad y) y/o de modalizaciones deónticas (x debe ser interpretado como y). Un ejemplo de modalización diferente: la velocidad de la luz puede ser definida apoditícticamente o de una manera aproximativa como probable: existen de hecho fenómenos como la sombra, con un velocidad superior (Levi Léblond, 2006).
A partir de estos análisis seminales se ha desarrollado toda una línea de pesquisas sobre los textos de investigación científica, aunque no siempre reconociendo su deuda con la aportación semiótica. Puede decirse, con ciertas reservas, que es lo que sucedió con el discurso histórico, después de muchas resistencias epistemológicas. Cuando Roland Barthes primero y Hayden White después sacaron a la luz las características discursivas (retóricas y narrativas) de la escritura de los historiadores, hubo muchas reacciones enérgicas en la “reina de las ciencias humanas”: la historia. Cabe notar que los historiadores pretenden aportar las pruebas de sus hallazgos y comunicar al mismo tiempo; mientras los científicos separan las dos funciones, esto es, la investigación y la comunicación de sus resultados.

P.F.: En una de sus mitologías, Barthes analizó la “publicidad científica” de los años 50. Aunque esta estrategia perdió peso en el arsenal publicitario, sí ha colonizado la comunicación pública: gobiernos y empresas pugnan por aparecer asociados a la ciencia y la tecnología y a sus verdades “infalibles” (el discurso político acerca del genoma humano, el corporativo sobre tecnologías “ecologically friendly”). ¿Qué consecuencias tiene esto en términos semióticos?
P.F.: Desde los análisis de Barthes (sus Mitologías son de los años 50) se han producido muchas “turbulencias” en la semiosfera. El advenimiento del Antropoceno constituye un desplazamiento radical en los modos de existencia, los cuales no son una cuestión ontológica, como suele decirse, sino formas colectivas de vida. Las recientes pesquisas semióticas, por ejemplo, la relación entre hombre y animal, van en esa dirección; y aquí cabe citar la propuesta de “semiótica nuclear” que Bastide y yo elaboramos de cara a la gestión de los residuos radiactivos (Fabbri & Bastide, 1981), que fue recogida en un documental de gran éxito en el campo de la comunicación científica1.


Nota

  1. La solution Radiochat. Regard sur les déchets radioactifs, el premiado documental de Benjamin Hughet (Francia, 2015), versa sobre la creación mediante ingeniería genética de una raza de gatos que cambiarían de color cuando se aproximen a una fuente de radiación. Con esta sugerencia, Fabbri y Bastide abordan uno de los retos más complejos en materia de comunicación intergeneracional: ¿cómo transmitir a las generaciones futuras un mensaje de alerta que se mantenga inteligible durante los miles de años de actividad de los residuos nucleares almacenados bajo tierra? torna al rimando a questa nota

Referencias

Bastide, F. (2001). Una notte con Saturno. Scritti semiotici sul discorso scientifico. Roma, Italia: Meltemi.

Collins, H. & Evans, R. (2009). Rethinking expertise. Chicago, US: University of Chicago Press.

Fabbri, P. & Bastide, F. (1984). Lebende Detektorens und komplementare Zeichen. Zeitschrift für Semiotik, 6(3), 257-264

Fabbri, P. (1992). Le bugie scientifiche. In AA.VV., La Menzogna. Quaderni del Circolo Semiologico Siciliano, 34-35, Recuperado: 20/05/2018 En línea: http://www.circolosemiologicosiciliano.it/biblioteca/testo/31-le-bugie-scientifiche/

Fabbri, P. (2001). Introduzione a F. Bastide. In Una notte con Saturno: saggi semiotici sul discorso scientifico. Roma: Meltemi.

Fabbri, P. (2011). Proposte di adozione. In N. Goodman e C. Z. Elgin (autori), Ripensamenti in filosofia, arti e scienze. Milano, Italia: Et. Al. Editore.

Latour, B. & Fabbri, P. (1977). La rhétorique de la science. In Actes de la recherche en sciences sociales. L’économie des biens symboliques, 13, pp. 81-95. Recuperado: 15/05/2018 En línea: https://www.persee.fr/doc/arss_0335-5322_1977_num_13_1_3496

Lévi-Leblond, J. M. (2006). La vitesse de l’ombre, aux limites de la science. Paris, France: Seuil.

Rastier, F. (2011). La mesure et le grain. Sémantique de corpus. Paris, France: Champion.

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