En política se busca que el discurso sea más eficaz y persuasivo que verdadero


Da: Tribuna Complutense, 30 de octubre de 2007.


– Ha venido a la Facultad de Ciencias de la Información para dar una conferencia sobre la enunciación y la objetividad en el periodismo. ¿La semiótica sirve para explicar esos conceptos?
– Sí. Por ejemplo, cuando se habla de la objetividad algunos entienden que estamos hablando de la verdad y otros que nos referimos a la imparcialidad, pero no es ni lo uno ni lo otro. Si se articula con el concepto de subjetividad, podemos llegar a la conclusión de que la mejor manera de ser objetivo es ser subjetivo. Me explico. Puedo decir “el edificio se derrumbó”, pero también “he visto como se derrumbaba el edificio” e incluso “estoy viendo como se derrumba el edificio”. De las tres formas la primera parece la más objetiva porque no hay testigo del fenómeno. En los otros casos hay un testimonio en primera persona de alguien que está allí. Habría que estudiar, en cada caso, si el punto de vista subjetivo no aporta mayor objetividad a la noticia.
– ¿Qué características diría que definen a la prensa actual?
– Cada vez hay menos enviados especiales y los que hay cada vez dependen más de las instituciones. Por ejemplo, en la guerra de Iraq la libertad de los periodistas es muy discutible. Según se reduce el número de enviados especiales cada vez hay más comentarios. Aumenta lo metalingüístico y se reduce la construcción de la noticia y la interacción con el lector. Creo que es un movimiento general.
– A pesar de esas semejanzas globales, ¿cree que la prensa italiana difiere mucho de la española?
– Estos últimos días he visto y he comparado El País con Público. Los títulos se refieren muy poco al pretérito, casi siempre al presente y muchas veces al futuro. No dicen cosas de ahora sino cosas que pasarán. Es curioso ver que la prensa tiene aspecto de anuncio. El modo es casi siempre indicativo, pero Público emplea muchas más interrogaciones en los titulares. Lo que me ha parecido más diferente entre España e Italia es la utilización de una cita de la entrevista como titular. Eso se hace aquí mucho más que en Italia. Esto son sólo observaciones muy fenomenológicas y habría que hacer un estudio, pero creo que se pueden sacar conclusiones interesantes. Me parece que en España hay grandes profesionales como prara crear un equipo de investigación que cuente con poca gente y que trabaje en un espacio reducido pero que se dedique a estudiar el tema en profundidad durante mucho tiempo.
– Comentaba antes que la prensa tiene aspecto de anuncio. En artículos suyos comenta que el lenguaje de los políticos también es muy publicitario. ¿Cree que ha habido un efecto contagio entre los políticos y los medios?
– En Italia, Berlusconi fue el primero que aplicó el discurso de la industria a la política, como la relación cliente-empresa, identificada con los electores y los partidos políticos. Hay otros muchos conceptos, como el del sondeo, que es algo muy útil para un productor, pero que ahora utilizan todos los políticos, que ahora hablan como profesionales de la publicidad. También es cierto que la publicidad piensa menos en la verdad que en lo eficaz, y eso se ha trasladado a la política, donde se busca que el discurso sea más eficaz y persuasivo que verdadero.
– ¿Es posible distinguir lo que es verdad y lo que no lo es en un discurso político?
– Hay que estar muy bien preparado y, por ejemplo, hay que entender mejor la retórica visual. Vemos tantas imágenes y hay tan poca articulación conceptual para entenderlas que es necesario un nivel de reflexión alto. En caso contrario leemos las imágenes como contenidos y en realidad las imágenes no proponen contenidos, sino que proponen fórmulas de relación enunciativa. La televisión, por ejemplo, es un gran terminal relacional. Es decir, es un lugar donde se experimentan relaciones. Ahora en Italia las mejores actividades de los periodistas se hacen en programas cómicos. Beppe Grillo, es uno de esos cómicos que atacan ahora a los políticos con maneras propias de la sátira cómica. La mezcla de estrategias comunicativas deben ser estudiadas para no convertirnos en víctimas, aunque sea en víctimas consentidas.
– Hemos hablado de la semiótica durante toda la entrevista. La mayoría nos quedamos en que es la ciencia que estudia los signos, pero supongo que habrá llegado más lejos como disciplina.
– Diría que la semiótica es una ciencia que se dedica a estudiar no tanto los signos como el sentido que se puede exprimir de diferentes signos. La semiótica nos obliga a estudiar objetos sincréticos. Pienso, por ejemplo, en un periódico, donde hay elementos gráficos y textos. Lo gráfico no se refiere sólo a las imágenes, sino también al tamaño de los caracteres. No se puede estudiar el texto sin tener en cuenta otras facetas como la forma o el color. Es decir, es una disciplina más compleja, que estudia discursos y textos complejos desde el punto de vista de la expresión y de la articulación interna de los discursos. Mi amigo Umberto Eco piensa que la semiótica teórica es una filosofía del lenguaje y que después, con los instrumentos semióticos, se pueden crear modelos para hablar de cine, de espacios arquitectónicos… Yo no lo pienso así. Para mí, la semiótica es una manera de articular la experiencia y no tiene contacto con la filosofía del lenguaje. Con unos pocos modelos permite acceder a intereses muy amplios.

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